
      Bajo la luz de la luna, Gharel contiene el aliento, mientras sus ojos
        reflejan desesperación debido a lo que está presenciando. Frente a él,
        hay una «extraña criatura» que nunca imaginó que existiera, a menos que
        se tratara de alguna historia de terror, pero ese no es el caso.
    
    
          Un gigantesco monstruo de forma humanoide de unos 4, no, 6 metros
            de altura, se está comiendo con premura los restos de Atuq y
            los dos soldados. Y en el momento que termina de comer, dirige la
            vista hacia Gharel, quien al percatarse que el monstruo lo está
            mirando fijamente, comienza a temblar en contra de su voluntad
            debido a que el temor, angustia y desesperación que está sintiendo
            se intensifican aún más.
        
        
      Los ojos carmesí del monstruo son demasiado intimidantes. Y lo único
        que Gharel puede hacer es quedarse quieto, y aunque quisiera moverse, sabe muy
        bien que moriría en el más mínimo movimiento que hiciera, ya que las
        manos, no, esa no es una descripción adecuada, más bien son unas enormes
        garras muy afiladas que probablemente cortarían todos los árboles que
        hay alrededor del lugar si fueran agitadas por el monstruo, quien,
        además, tiene grandes huesos puntiagudos que sobresalen en gran parte de
        su cuerpo, especialmente en los hombros. En cualquier caso, Gharel supo
        que no había escapatoria desde el primer momento en que lo vio.
    
    
      Y mientras su cuerpo no deja de temblar, Gharel piensa: «¡Maldición!
        ¡Maldición! ¡Deja de temblar...! ¡Esto no puede estar pasándome!». Su
        angustia aumenta aún más. «¿Acaso... este será mi final...?». Intenta
        calmarse. «¡No, no pienses de esa forma! Todavía debe haber una
        solución. Y sin importar qué, debo encontrarlo».
    
    
      Poco a poco, Gharel intenta recuperar la confianza. Y a medida que
        pasan los segundos, su cuerpo, de forma leve, comienza a dejar de
        temblar.
    
    
        Pero, de un momento a otro, el monstruo mira hacia el cielo
          estrellado, lo cual desconcierta a Gharel. Y antes de que pueda sacar
          alguna conclusión, sucede lo inesperado.
      
      
        —Así que eres capaz de verme, mocoso —dice el monstruo mientras lo
          mira fijamente.
      
    
      Al escuchar eso, Gharel comienza a temblar nuevamente. Y mientras los
        sentimientos de temor, angustia y desesperación se vuelven a
        intensificar aún más, piensa: «No puede ser... Él habló... ¿Cómo es eso
        posible...?».
    
    
      En ese instante, Gharel cae de rodillas mientras dice: «Todo... se ha
        terminado...».
    
    
      Repentinamente, Jedrek toma la mano izquierda de Gharel y le dice:
        «Tranquilo».
    
    —Abuelito...
    
      Con una sonrisa, Jedrek dice: «Ya te lo dije, ¿no? Todo estará bien. No permitiré que nada malo te
        pase. Juntos saldremos de esto».
    
    
      Los sentimientos negativos que hay en Gharel comienzan a
        desaparecer poco a poco a medida que escucha a su abuelito.
    
    
      En ese momento, Jedrek se pone de pie y, mientras mira fijamente al
        monstruo, dice: «Gracias por intentar protegerme hace un momento.
        Realmente fuiste muy valiente, Gharel». Mira a Gharel con ternura.
        «Estoy muy orgulloso de ti». Vuelve su mirada hacia el monstruo. «Ahora
        deja que me encargue de esto. Muy pronto, todo terminará».
    
    —Pero abuelito, tú...
    
      —Está bien. Ninguna enfermedad va a impedir que proteja a mi amado
        nieto. Además, ¿quieres saber un secreto?
    
    —¿Eh?
    
      —El principal requisito para obtener el cargo de Comandante
        General es que debes dominar los 4 elementos de la naturaleza. Y la
        mejor forma de acabar con un monstruo como ese es utilizando el elemento
        fuego.
    
    
      En ese instante, un aura de fuego comienza a rodear todo el cuerpo de Jedrek, afectando también a su espada de tipo largo.
    
    
      Al verlo, Gharel se sorprende, al mismo tiempo que vuelve a recuperar
        un poco la confianza.
    
    
      —Gharel, quédate cerca de la casa. Acabaré con esto lo más pronto
        posible.
    
    
      Dos segundos después, Jedrek inhala fuertemente y desaparece.
    
    
      Todo fue tan rápido que Gharel no pudo ser capaz de ver el movimiento
        que realizó su abuelito. Y para cuando se percata nuevamente de su
        presencia, se da cuenta de que ya estaba intercambiando golpes con el
        monstruo.
    
    
      Y al ver a su abuelito pelear fervientemente, Gharel se queda muy
        asombrado a medida que piensa: «Increíble. Nunca imaginé que mi abuelito
        fuera tan fuerte. Ni siquiera soy capaz de ver sus movimientos. Hay
        tantas cosas que desconozco de él... Pero a la misma vez sé lo
        suficiente como para decir que es una buena persona y que lo amo mucho».
        Sonríe levemente. «Ya lo decidí. Cuando acabe todo esto, le diré que me
        quedaré con él hasta el final. No hay necesidad de que me una al
        ejército ahora. Debo aprovechar todo el tiempo que pueda con él. Sí,
        definitivamente, eso es lo que haré». Su confianza se vuelve más firme.
        «Tú puedes, abuelito. Derrota a ese estúpido monstruo».
    
    
      En ese momento, Gharel retrocede en dirección hacia la casa. Y al ver a
        su nieto alejarse, Jedrek piensa: «Bien». Mira fijamente al monstruo.
        «Ahora podré pelear con un poco más de libertad».
    
    
      Con su mano derecha, Jedrek levanta su espada, que está rodeado de
        fuego, y en un movimiento rápido la agita hacia delante, generando una
        enorme llamarada.
    
    
      Ante tal ataque, el monstruo abre la boca y escupe rayos negros, los
        cuales impactan en la llamarada, provocando una gran explosión alrededor
        de ambos. En ese mismo instante, y en menos de un segundo, Jedrek se
        mueve a toda velocidad, para después dirigir su espada hacia el pecho
        del monstruo, quien lo detiene usando sus enormes garras.
    
    
      Y mientras ambos se miran fijamente y
        siguen forcejeando, el monstruo dice: «No lo haces nada mal, humano. Ese fue un buen...».
    
    
      Rápidamente, Jedrek mueve la pierna izquierda y le da una fuerte patada
        al monstruo, quien retrocede un par de metros después de recibir el gran
        impacto.
    
    
      En el momento que el monstruo se recupera del ataque, con una sonrisa
        dice: «Veo que estás muy ansioso por morir, estúpido humano».
    
    
      A medida que pasan los segundos, el lugar comienza a temblar hasta el
        punto de que se desprenden pequeños trozos de tierra, cuando de repente
        surge una gran bola de fuego, encerrando a Jedrek y al monstruo.
    
    
      —Así que una prisión de fuego —dice el monstruo mientras mira
        alrededor—. Por lo que veo, quieres acabar lo más pronto posible con
        esta pelea.
    
    
      —En todos mis años de vida, esta es la primera vez que veo a un
        monstruo tan parlanchín. —Sonríe—. Pero no importa. —Mueve su espada
        hacia su derecha, preparándose para atacar—. Ya que morirás aquí y ahora
        mismo.
    
    
      —¡¡Ja, ja, ja, ja, ja!! —Mira fijamente a Jedrek—. Ya veo. Así que ese
        el motivo por el cual creaste esta prisión.
    
    —¿Qué...?
    
      —¿Es por ese mocoso, verdad?
    
    
      Mientras el monstruo lo mira con una sonrisa desafiante, Jedrek
        hace notar su enfado al mirarlo seriamente, para después atacarlo a una
        gran velocidad, diciendo: «¡Ya cállate!».
    
    
      En ese instante, el monstruo sonríe y, justo antes de que la espada de
        Jedrek impacte en su cuerpo, da un gran grito, estremeciendo todo el
        lugar y generando grandes ondas sonoras.
    
    
      —¡¡Aghhhh!! —expresa Jedrek a medida que su cuerpo recibe el impacto de
        las ondas sonoras, lo cual provoca que retroceda, pero solo un poco, ya
        que pone resistencia.
    
    
      Al mismo tiempo, Gharel, que observa desde lejos, se pregunta qué está
        pasando, ya que puede oír un «ligero ruido», lo cual, en realidad, es el
        gran estruendo que el monstruo causó; sin embargo, gracias a la prisión
        de fuego que Jedrek creó, no puede percibir el ataque en su
        totalidad.
    
    
      Mientras tanto, Jedrek levanta su espada con su mano derecha, a la
        vez que con su mano izquierda acumula una gran cantidad de fuego. Y
        justo antes de que inicie un ataque a gran escala, el monstruo deja de
        gritar, para después mirarlo fijamente con una enorme sonrisa.
    
    
      En ese momento, Jedrek se muestra un poco confundido, y antes de que
        pueda reaccionar, el monstruo inhala profundamente y luego, en un
        instante, genera otra vez un gran estruendo a medida que levanta ambas
        garras.
    
    
      Esta vez las ondas sonoras son más fuertes. Sin embargo, Jedrek ya
        estaba preparado para ese ataque, así que clava su espada en la tierra y
        luego junta ambos puños, chocando pulgar con pulgar, a medida que genera
        una gran cantidad de fuego.
    
    
      Pero, y de forma repentina, el monstruo detiene el estruendo, a la
        misma vez que baja ambas garras, extendiéndolas rápidamente, para
        después exclamar: «¡Llamas del abismo, oscuridad total!».
    
    
      En ese instante, comienzan a surgir llamas negras dentro de la prisión
        de fuego, que, poco a poco, se va consumiendo. Y al ver eso, Jedrek, que
        está sorprendido, piensa: «Para que utilice una técnica de ese nivel,
        significa que supera el Rango 5... Eso es algo que nunca antes había
        ocurrido». Mira fijamente al monstruo, quien muestra una gran sonrisa.
        «Y pensar que me encontraría con semejante rival...».
    
    
      Al cabo de unos segundos, la prisión de fuego desaparece por completo.
        Entonces, el monstruo abre toda la boca y exclama: «¡¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!!!». Mira fijamente a Jedrek.
        «¿¡¡Qué pasó, humano!!? ¿¡¡Acaso creíste que podrías encerrarme en esa
        absurda técnica!!?».
    
    
      Jedrek solo lo mira fijamente mientras escucha.
    
    
      —¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!! —Se calma, pero aún sigue mostrando una
        sonrisa desafiante—. Hice bien al venir a este lugar, ya que pronto
        devoraré una energía exquisita. Aunque no solo será la tuya, puesto que
        —con su garra derecha señala atrás, hacia donde está Gharel— todavía hay
        una presa más deliciosa.
    
    
      Repentinamente, el cuerpo de Jedrek comienza a expulsar una mayor
        cantidad de fuego. Luego saca su espada, que momentos antes clavó en la
        tierra, y dice: «Eres muy hablador, estúpido monstruo». Lo mira
        seriamente. «Pero solo eres una basura insignificante». Mueve la espada,
        que al mismo tiempo se rodea de fuego, hacia su derecha. «Pronto te
        arrepentirás de haber venido hasta aquí».
    
    
      El monstruo también lo mira seriamente y, con enfado, dice: «Eres muy
        arrogante, humano». Un enorme hueso puntiagudo sale de su garra derecha,
        como si estuviera desenvainando una espada. «Ahora mismo te cerraré esa
        estúpida b...».
    
    
      En ese instante, Jedrek le corta la garra derecha al monstruo, quien se
        queda bastante sorprendido, ya que no pudo ver el momento en que Jedrek
        se movió.
    
    
      Un segundo después, Jedrek golpea el pecho del monstruo con su espada,
        logrando destrozarle varios huesos y también mandándolo a volar
        unos cuantos metros.
    
    
      Acto seguido, Jedrek salta mientras levanta su espada, que blande con
        ambas manos, y luego la agita hacia abajo, provocando una enorme
        llamarada que tiene como destino final el pecho del monstruo, quien
        exclama: «¡¡No seas presumido, maldito humano!!».
    
    
      Rápidamente, el monstruo regenera su garra derecha. Luego junta ambas
        garras e intenta detener la llamarada. Justo en ese momento, Jedrek
        aparece detrás de él y lo ataca usando su espada.
    
    
      En ese instante, el monstruo mira hacia atrás sin mover la cabeza. Y
        antes de que la espada de Jedrek lo perfore, da un gran grito,
        provocando enormes llamas negras alrededor del lugar, lo cual devora la
        llamarada. Sin embargo, Jedrek ya tenía previsto tal ataque, así que
        salta y con su mano izquierda le cierra la boca al mismo tiempo que
        comienza a acumular una gran cantidad de fuego.
    
    
      Ambos se miran fijamente, cuando de repente surgen unos enormes huesos
        puntiagudos del pecho del monstruo, lo cual termina impactando en la
        hoja de la espada de Jedrek, quien medio segundo antes lo movió para
        protegerse.
    
    
      Rápidamente, ambos toman distancia. Y mientras se miran fijamente, de
        repente comienza a salir un poco de sangre de la boca de Jedrek. Al ver
        eso, el monstruo muestra una enorme sonrisa y dice: «Parece que te estás
        excediendo demasiado, humano. Tus ataques son cada vez menos
        efectivos».
    
    
      Jedrek solo lo mira fijamente mientras con su mano derecha empuña con
        fuerza su espada. Luego cierra los ojos y respira profundamente. Y en el
        momento que vuelve a abrir los ojos, ve al monstruo, que está a menos de
        un metro, dirigiendo la garra derecha hacia su cabeza. Entonces, en un
        movimiento rápido, mueve su brazo izquierdo y agarra fuertemente la
        garra. Acto seguido, mueve su espada desde abajo hacia arriba para que
        impacte en el pecho del monstruo, quien rápidamente lo detiene con su
        garra izquierda.
    
    
      Y mientras ambos están forcejeando, el monstruo sonríe y dice: «¿Qué
        pasa, estúpido humano? ¿Eso es todo lo que puedes hacer?». Lo mira
        desafiantemente. «Pensé que serías un digno rival, pero solo eres una
        basura insignificante». Muestra una enorme sonrisa, en la que sobresalen
        sus grandes colmillos.
    
    
      En ese instante, Jedrek utiliza su afinidad con el elemento tierra y
        hace que del suelo surjan enormes trozos de tierra con puntas afiladas,
        provocando que el monstruo retroceda. Y mientras respira con dificultad,
        piensa: «Maldición... cada vez me cuesta más respirar... Si esto sigue
        así, perderé la pelea». Piensa en Gharel. «No, no puedo darme por
        vencido. ¡No ahora!». Mira fijamente al monstruo. «No me queda otra
        opción que usar todas mis fuerzas, aunque eso acelere mi
        enfermedad».
    
    
      Determinado, Jedrek inhala fuertemente. Y luego, en menos de un
        segundo, toma del rostro al monstruo y lo arroja varios metros,
        destrozando los árboles que hay detrás.
    
    
      Jedrek hizo eso con la finalidad de alejarse lo más que pueda de
        Gharel.
    
    
    
    
    
    
      Rápidamente, el monstruo, que está un poco sorprendido, se levanta del
        suelo, cuando de repente una bola de fuego impacta en su pecho,
        incinerando gran parte de sus enormes huesos puntiagudos hasta el punto de que ahora es visible una gruesa capa de
        hueso que protege su corazón.
    
    
      El objetivo de Jedrek es destruir todas las capas de hueso que tiene el
        monstruo en el pecho, pero primero debe destrozar los enormes huesos
        puntiagudos, ya que solo de esa forma podrá llegar hasta su corazón. Sin
        embargo, esa no es una tarea fácil, puesto que el monstruo puede
        regenerar cada parte de su cuerpo a una gran velocidad.
    
    
      Entonces, inmediatamente, el monstruo comienza a regenerar todo su
        pecho, cuando de repente Jedrek aparece en su delante y le corta a una
        gran velocidad todos los huesos puntiagudos que regeneró.
    
    
      Ahora la gruesa capa de hueso es visible nuevamente. Y con una feroz
        mirada, Jedrek dirige su espada, que está cubierto de fuego, hacia la
        parte media del pecho del monstruo, ya que ahí está su corazón. Sin
        embargo, en ese instante, el monstruo abre la boca y escupe unos
        potentes rayos negros, los cuales impactan en la hoja de la espada de
        Jedrek, quien mueve su espada hacia la derecha para desviar el
        ataque.
    
    
      Acto seguido, Jedrek salta dirigiendo su mano izquierda hacia el pecho
        del monstruo, quien rápidamente se regenera y expulsa varios huesos puntiagudos, los cuales son incinerados de inmediato por el
        fuego que cubre todo el cuerpo de Jedrek, como si fuera un campo de
        protección. Segundo después, ambos toman distancia.
    
    
      El monstruo lo mira fijamente con rabia, y luego junta ambas garras y
        expulsa una gran cantidad de llamas negras. Sin embargo, Jedrek crea una
        potente ráfaga de viento y se deshace rápidamente de la técnica.
    
    
      Al ver eso, el monstruo se enoja y exclama: «¡¡¡Maldito humano, no te
        vas a burlar de mí!!!». Da un gran grito.
        «¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh!!!!».
    
    
      En ese instante, todos los árboles que fueron destruidos comienzan a
        elevarse. Luego el monstruo deja de gritar y con su garra derecha lanza
        los árboles mientras exclama: «¡¡¡Toma esto, maldito humano!!!».
    
    
      Jedrek se percata que el ataque no es solo para él, sino también para
        Gharel. Así que rápidamente levanta un muro de fuego e incinera todos
        los árboles. Inmediatamente, y mientras las cenizas están cayendo al
        suelo, el monstruo aparece dirigiendo su garra izquierda hacia la cabeza
        de Jedrek, quien lo mira seriamente.
    
    
      Entonces, en menos de un segundo, Jedrek le corta las dos garras al
        monstruo y luego le destroza todos los huesos puntiagudos del pecho hasta llegar a su última capa de
        protección.
    
    
      Acorralado, el monstruo intenta gritar para generar un gran estruendo;
        sin embargo, Jedrek le tapa la boca con su mano izquierda, mientras con
        la derecha le clava la espada en el pecho... o al menos eso parece, ya
        que la capa de protección que tiene el monstruo es demasiado resistente.
        Así que, rápidamente, el monstruo regenera ambas garras, para después
        atacar a Jedrek, quien retrocede de inmediato.
    
    
      Ahora el monstruo respira con dificultad, ya que gastó mucha energía en
        la regeneración instantánea que utilizó.
    
    
      Sin embargo, el monstruo no es el único que está cansado y herido, ya
        que ahora Jedrek apenas puede respirar. Y aunque no tiene heridas de
        gravedad, su cuerpo ya no resiste los movimientos rápidos que hace
        debido a la terrible enfermedad que padece.
    
    
      «Maldita sea, mi cuerpo ya no responde como antes...», piensa Jedrek
        mientras respira con dificultad. «Debo acabar con esto pronto, o si
        no...». Su mano derecha, con el que está empuñando la espada, comienza a
        temblar. «¿Qué...? ¿Qué pasa con mi mano...?». Mira fijamente su mano
        derecha, que no deja de temblar. «Demonios, esto no es bueno. Poco a
        poco estoy perdiendo la coordinación de mi cuerpo... Si tan solo hubiera
        tomado mis pastillas...». Mueve ligeramente la cabeza de un lado a otro.
        «¡No, no debo pensar en eso! Es muy tarde para pensar en lo que pudo
        ser». Mira fijamente al monstruo. «Ya no me queda más tiempo. El
        siguiente ataque será el decisivo».
    
    
    
    
    
    
      De repente, todo el cuerpo de Jedrek comienza a emitir una gran
        cantidad de fuego, afectando incluso sus ojos, barba y bigote. A la
        misma vez, el lugar comienza a temblar con fuerza.
    
    
      Varios metros atrás, Gharel, que se encuentra en la parte trasera de la
        casa, se percata del gran poder que Jedrek está emitiendo, cuando de
        repente ve surgir una gran columna de fuego, lo cual lo deja muy
        sorprendido a medida que piensa: «Aunque están lejos, el calor que se
        siente es muy sofocante...». Comienza a sudar por la frente y el rostro.
        «Apenas puedo respirar...».
    
    
      Mientras tanto, el monstruo cura todas sus heridas rápidamente. Y al
        ver el gran poder que Jedrek está expulsando, comienza a liberar la
        energía que le queda, desatando una gran cantidad de llamas negras que
        impactan con el fuego de Jedrek, aunque esta vez no logra
        consumirlo.
    
    
      El choque de energías es tan potente, que si una persona normal
        estuviera cerca, probablemente moriría en segundos debido a la gran
        presión que hay en el lugar.
    
    
      Medio segundo después, Jedrek y el monstruo comienzan a intercambiar
        golpes. El monstruo escupe consecutivamente rayos negros, pero Jedrek
        los esquiva con facilidad. Acto seguido, el monstruo lanza una potente
        llamarada negra hacia Jedrek, quien lo extingue rápidamente usando una
        poderosa ráfaga de viento.
    
    
      Al ver eso, el monstruo se irrita aún más. Y justo cuando se prepara
        para lanzar su siguiente ataque, Jedrek le corta todo el brazo
        izquierdo.
    
    
      —¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaahhhhhhhh!!!!! —exclama el monstruo debido al gran dolor
        que siente.
    
    
      Con una feroz mirada, Jedrek da inicio a su ataque final, destrozando
        rápidamente todos los huesos puntiagudos que el monstruo tiene en el cuerpo.
    
    
      Esta vez los ataques de Jedrek son más potentes. Y lo único que puede
        hacer el monstruo es defenderse, ya que ni siquiera tiene tiempo para
        regenerarse.
    
    
      A medida que pasan los segundos, el monstruo se va debilitando
        rápidamente debido a los ataques consecutivos de Jedrek, quien está
        utilizando potentes ataques de fuego y también su poderosa espada. Y
        luego de unos segundos, el monstruo deja de defenderse, cayendo al suelo
        de rodillas. Ahora ya no tiene brazos ni huesos que lo protejan, y sus
        piernas están completamente destrozadas. Todo su cuerpo está cubierto de
        sangre, que, curiosamente, es roja.
    
    
      Al mismo tiempo, Jedrek también está muy debilitado, ya que su cuerpo
        apenas puede resistir la presión de su poder. Ahora respira con mucha
        dificultad y le cuesta ver con claridad. Y mientras por su boca sale
        sangre, piensa: «Estoy en mi límite...». Con su mano derecha empuña con
        fuerza la espada. «Este será mi último ataque».
    
    
      Segundo después, Jedrek corre a toda velocidad hacia donde está el
        monstruo y luego da un gran salto mientras levanta su espada, que blande
        con ambas manos. Acto seguido, dirige a toda velocidad su espada, que
        comienza a rodearse de una gran cantidad de fuego, hacia la parte media
        de la cabeza del monstruo, ya que quiere partirlo a la mitad
        y destruir su corazón al mismo tiempo.
    
    
      En ese mismo instante, el monstruo sigue sin moverse mientras mira
        hacia abajo. Al parecer ya no tiene fuerzas para moverse...
    
    
      Entonces, en menos de un segundo, la espada de Jedrek impacta en la
        cabeza del monstruo, cortándolo, de esta forma, por la mitad. Sin
        embargo, en ese momento, Jedrek se percata que su espada no fue capaz de
        destruir el corazón del monstruo, lo cual lo deja confundido. Y antes de
        que pueda reaccionar, una de las mitades del monstruo da un gran grito
        mientras comienzan a surgir llamas negras alrededor del lugar.
    
    
    
    
    
    
      Es en ese momento que Jedrek se percata que el monstruo movió su
        corazón justo antes del ataque. Entonces, en un movimiento rápido,
        Jedrek intenta apagar las llamas negras utilizando su afinidad con el
        elemento aire; sin embargo, llega a su límite.
    
    
      —¡¡Aggggghhhhh!! —expresa Jedrek debido al dolor que siente mientras
        cae de rodillas, al mismo tiempo que se agarra fuertemente el pecho con
        la mano izquierda.
    
    
      Todo el fuego que rodea a Jedrek comienza a desaparecer. Y mientras
        escupe bastante sangre, las llamas negras comienzan a tocar su mano
        derecha y rodillas.
    
    
      Al mismo tiempo, el monstruo deja de gritar y luego gira la cabeza
        hacia la derecha mientras comienza a salir una especie de carnosidad de
        sus heridas, como si se estuviera regenerando.
    
    
      En ese mismo instante, Jedrek levanta la mirada y ve lo
        inesperado.
    
    
      —Pero qué diablos... ¿Cómo pudo hacer eso...? —dice Jedrek, que está
        atónito.
    
    
      Frente a Jedrek, ahora hay dos monstruos, aunque para ser más exactos,
        es el mismo monstruo que se dividió en dos. Sin embargo, ahora ya no
        tiene huesos puntiagudos que lo protejan.
    
    
      —¡¡Aggghhhhhh!! —expresa Jedrek mientras escupe más sangre.
    
    
      —Ahora es mi turno del contraataque, estúpido humano —dice una de las
        dos mitades mientras muestra una enorme sonrisa.
    
    
      Rápidamente, una de las mitades ataca a Jedrek, que apenas puede ver
        con claridad y, además, está siendo cubierto poco a poco por las llamas
        negras, mientras la otra mitad se dirige a toda velocidad hacia donde
        está Gharel.
    
    
      —¡¡¡¡Muere, maldito humanooo!!!! —exclama el monstruo mientras dirige
        su garra izquierda hacia la cabeza de Jedrek.
    
    
      En ese instante, Jedrek empuña con fuerza su espada con la mano derecha
        y, mientras se levanta rápidamente, exclama: «¡¡¡No me jodas, basura
        insignificante!!!». Su cuerpo se rodea raudamente de una gran cantidad
        de fuego, que devora las llamas negras en menos de medio segundo.
    
    
    
    
    
    
    
      Justo antes de que la garra izquierda del monstruo impacte en su
        cabeza, Jedrek agita su espada, que está rodeado de fuego, hacia delante y provoca una gran llamarada mientras exclama: «¡¡Muere de una
        maldita vez!!».
    
    
      La explosión que se genera en el lugar es tan grande que provoca un
        gran temblor, haciendo tambalear a la otra mitad del monstruo, que se
        dirige a toda velocidad hacia donde está Gharel.
    
    
      Segundos después, se puede ver un gran cráter en el lugar. Y acto
        seguido, Jedrek mira hacia atrás, preparándose para atacar a la otra
        mitad del monstruo, pero repentinamente cae de rodillas y escupe más
        sangre, lo cual provoca que caiga por completo al suelo.
    
    
      Jedrek intenta levantar la mirada, pero ya ni siquiera puede respirar.
        Ahora le cuesta mantener los ojos abiertos, pero aun así logra ver al
        monstruo alejarse cada vez más. Y a medida que va cerrando los ojos,
        piensa: «No puede ser... he perdido la pelea». Respira con mucha
        dificultad y luego recuerda a Gharel. «¡No, no! ¡No puedo permitir que
        ese estúpido monstruo llegue a Gharel!». Con su mano derecha intenta
        empuñar la espada, que momentos antes la soltó cuando cayó de rodillas.
        «Debo protegerlo. ¡Es mi deber hacerlo! O de lo contrario...». Empuña
        con fuerza la espada, mientras usa su mano izquierda para levantarse un
        poco y así poder ver con más claridad al monstruo.
    
    
      Acto seguido, Jedrek levanta con dificultad su espada, que se rodea
        nuevamente de fuego, y luego la arroja con todas sus fuerzas hacia la
        parte media del cuerpo del monstruo, quien está a unos cuantos metros de
        Gharel.
    
    
      En ese mismo instante, Gharel se sorprende bastante al ver que el
        monstruo está acercándose hacia él, mientras se pregunta dónde está su
        abuelito. Así que comienza a buscarlo rápidamente con la mirada, pero no
        lo encuentra.
    
    
      Al mismo tiempo, el monstruo muestra una gran sonrisa al saber que está
        a pocos segundos de poder comerse a Gharel. Sin embargo, en ese
        instante, el monstruo siente que algo le atraviesa por detrás.
    
    
      —¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaahhhhhhhh!!!!! —exclama el monstruo debido al gran dolor
        que siente.
    
    
      Al verlo gritar desesperadamente, Gharel piensa: «¿Eh? Esa es... ¿la
        espada de mi abuelito?». Comienza a buscar a Jedrek nuevamente con la
        mirada. «¿Pero dónde está? No logro encontrarlo...».
    
    
    
    
    
    
      Mientras tanto, Jedrek, que está de rodillas intentando levantarse, se
        percata que el monstruo ya no es capaz de mover su corazón, ya que lo ve
        escupiendo bastante sangre. Así que concluye que su espada probablemente
        rozó una parte de su corazón.
    
    
      Jedrek sabe muy bien que esa «clase de monstruos» no escupen sangre sin
        importar cuántas heridas tengan en el cuerpo. Sin embargo, si su corazón
        se ve afectado, entonces recién comienzan a escupir sangre. Por esa
        razón, llegó a esa conclusión.
    
    
      Rápidamente, el monstruo intenta sacar la espada de su espalda
        utilizando ambas garras, pero el fuego que rodea a la espada lo quema.
        Momentos antes, ese fuego no era un problema para él; sin embargo, ahora
        está muy debilitado y apenas puede regenerarse.
    
    
      Entonces, con mucho esfuerzo y dolor, el monstruo usa su garra
        izquierda y logra sacar la espada de su espalda y luego la arroja lejos,
        aunque en realidad termina cayendo cerca de donde está Gharel. Acto
        seguido, el monstruo cae de rodillas y con ambas garras al suelo. Y
        mientras con su garra derecha se limpia la sangre que tiene en la boca,
        piensa: «¡Maldito humano! Ese ataque sí que me afectó bastante». Respira
        con dificultad. «Ya ni siquiera puedo regenerarme...». Se levanta a
        medida que muestra una gran sonrisa, en la que sobresalen sus grandes
        colmillos. «Pero está bien, ya que tú debes estar peor que yo».
    
    
      En ese instante, el monstruo mira hacia atrás para ver la expresión de
        Jedrek. Sin embargo, se sorprende bastante al ver que él ya no está ahí.
        Así que piensa: «¿¡Qué!? ¿¡Dónde está ese maldito...!?».
    
    
      Repentinamente, Jedrek aparece detrás del monstruo, que se muestra muy
        sorprendido, y lo agarra fuertemente por la espalda, utilizando ambas
        piernas, los cuales rodean la cintura del monstruo, y brazos.
    
    
      —¡¡¡Suéltame, maldito humano!!! —exclama el monstruo mientras intenta
        deshacerse de Jedrek.
    
    
      Ambos están muy debilitados, y mientras están forcejeando, Jedrek
        comienza a escupir más sangre. Y al ver eso, el monstruo utiliza la poca
        energía que tiene y exclama: «¡¡Toma esto, maldita basura!!».
    
    
      En ese momento comienzan a salir unos cuantos huesos puntiagudos
        de la espalda del monstruo, y aunque ya no son tan grandes, aún tienen
        la suficiente potencia para lastimar. Entonces, los huesos
        puntiagudos perforan los brazos, piernas y estómago de Jedrek, quien
        escupe bastante sangre y cierra los ojos debido al gran dolor que
        siente.
    
    
      —No... ¡¡¡¡Abuelito!!!! —exclama Gharel mientras se acerca rápidamente a
        Jedrek.
    
    —¡¡No vengas, Gharel!!
    
      —¡¿Eh?! —Se detiene en seco.
    
    
      —¡Quédate ahí un momento!
    
    
      Jedrek escupe más sangre, mientras el monstruo, que está forcejeando
        para deshacerse de él, dice: «¡¡Ya muérete de una maldita vez, estúpido
        vejestorio!!».
    
    
      —Aún no... ¡¡Primero debo acabar contigo, maldito infeliz!!
    
    
      Repentinamente, del suelo surgen unas enormes cadenas de fuego,
        los cuales amarran con fuerza los brazos y piernas del monstruo.
    
    
      —¡¡¿Eh?!! ¡¡¿Qué mierda es esto?!! —exclama el monstruo.
    
    
    
    
    
    
    
    
      Con su último aliento, Jedrek exclama: «¡¡Cadenas del infierno, atadura
        total!!».
    
    
      En ese instante, de la espalda de Jedrek surgen más cadenas de fuego,
        los cuales amarran con fuerza y, a la misma vez, queman todo el pecho
        del monstruo, quien da un gran grito debido al dolor que siente.
    
    
      Ahora el monstruo ya no puede moverse. Y mientras sigue gritando, surge
        otra cadena que fuego que amarra su boca, silenciándolo de esta forma.
    
    
      —Pero qué es esa técnica... —dice Gharel.
    
    
      Repentinamente, Jedrek, que cierra los ojos, exclama: «¡¡Gharel!!».
    
    —¿Eh? Abuelito...
    
      Jedrek abre los ojos y lo mira fijamente: «¡Escúchame bien, Gharel, ahora harás lo que te diré!».
    
    
      —¡Sí..., está bien abuelito!
    
    
      —Primero, recoge mi espada.
    
    
      —¿Eh? —Dirige la vista hacia la espada—. Ah, sí, ahora lo recojo.
    
    
      Una vez que recoge la espada con su mano derecha, Gharel dice: «Aquí la tengo,
        abuelito».
    
    
      —Bien, ahora escucha. —Tose—. Esa espada tiene la capacidad de
        adaptarse fácilmente a cualquier elemento, es decir, tiene afinidad con
        los cuatro elementos de la naturaleza. Y no solo eso, ya que también aumenta el
        rango y potencia de ataque.
    
    
      Gharel, que se sorprende, levanta la espada un poco más arriba de su
        cintura y la mira fijamente, mientras Jedrek le dice: «Yo... ya no tengo
        fuerzas para acabar con este maldito monstruo...». Respira con
        dificultad. «Así que ahora tu deber será darle el último golpe. Solo
        tienes que clavar la espada en la parte media de su pecho, donde está su
        corazón. Y cuando lo hagas, deberás dejar fluir tu energía para que la
        espada aumente la potencia». Tose. «No te preocupes, todo saldrá bien.
        En este momento, este estúpido monstruo ya no es capaz de regenerarse,
        así que será más fácil matarlo».
    
    
      Al escuchar eso, Gharel se impacta y dice: «Pero abuelito... si hago
        eso, tú...».
    
    
      —¡¡No importa!! —exclama Jedrek con enojo—. ¡¡Solo hazlo de una maldita
        vez!! ¿¡¡No ves que ya no tengo fuerzas para seguir
        reteniéndolo!!?
    
    
      —Pero... —dice con voz temblorosa.
    
    —¡¡Hazlo ya, Gharel!!
    
      Gharel se angustia, pero luego se arma de valor y exclama con enfado:
        «¡¡No quiero!!». Su cuerpo comienza a temblar. «Ya que si lo hago...».
        Cierra con fuerza los ojos. «¡¡Tú también morirás!! ¡¡Y no quiero
        eso!!».
    
    
      En ese instante, Gharel piensa: «¡Por favor, no me pidas que haga eso!
        Yo... ¡simplemente no puedo hacerlo!».
    
    —No importa, Gharel.
    —¿Eh...?
    
      —No siempre podemos obtener lo que queremos. Y en ocasiones, debemos
        hacer sacrificios por el bien de otros.
    
    
    
    
    
    
    
    
      Ante tal situación, los sentimientos de temor, angustia y desesperación
        vuelven a surgir en Gharel mientras su cuerpo tiembla.
    
    
      —Gharel, tienes que hacerlo.
    
    
      Gharel solo escucha mientras su corazón late con fuerza. Él no sabe qué
        hacer.
    
    
      Repentinamente, el monstruo comienza a mover ligeramente su brazo
        izquierdo. Y al ver eso, Jedrek exclama: «¡Gharel, hazlo ya! ¡No importa
        lo que suceda!».
    
    
      Poco a poco, el monstruo comienza a moverse, mientras Jedrek escupe más
        sangre.
    
    
      —¡¡Maldita sea, Gharel!! ¡¡Muévete de una vez!! ¡¡Me está destrozando
        todos los huesos!! ¡No sé... cuánto tiempo más podré aguantar...!
    
    
      Gharel está perplejo, ya que por dentro tiene una lucha interna. Sabe
        muy bien que tiene que matar al monstruo, pero si lo hace, el impacto
        del ataque también afectaría a Jedrek hasta el punto de matarlo, y eso
        es algo que no puede hacer. Y aunque quiere moverse, su cuerpo no deja de temblar.
    
    
      En ese instante, unos cuantos colmillos del monstruo se hacen visibles,
        ya que, poco a poco, se está comiendo la cadena de fuego que está
        amarrando su boca, aunque eso signifique que también pierda otros
        colmillos en el intento, ya que el fuego lo está incinerando.
    
    
      Entonces, ante tal situación, Jedrek exclama: «¡¡Gharel,
        muévete de una vez!! ¡¡No podemos desperdiciar esta oportunidad!!
        ¡¡Si no lo matas ahora, se comerá a todos los habitantes del pueblo!!
        ¡¡¿Eso es lo que quieres?!!».
    
    
      Al escuchar eso, las pupilas de Gharel se expanden a medida que piensa:
        «No... señora Yuria...». Recuerda a Yaku y Yuria. «Maldita sea... no
        puedo permitir que ese estúpido monstruo se la coma...». Cierra
        fuertemente los ojos. «¡¡Demonios!! ¡¡¿Por qué a mí?!! ¡¡¿Por qué?!!».
        Mientras su corazón late con fuerza y su cuerpo tiembla, abre los ojos.
        «Yo... simplemente no puedo hacerlo... No puedo matar a mi
        abuelito...».
    
    
      Repentinamente, el monstruo se deshace de la cadena de fuego que hay en
        su boca y exclama con fuerza: «¡¡¡¡Aaaaaaahhhhhhhhh!!!!».
    
    
      Ante tal grito, Gharel reacciona y piensa: «No puede ser... se está
        deshaciendo de las cadenas...».
    
    
      En ese instante, Jedrek escupe más sangre y luego exclama: «¡¡Gharel,
        hazlo de una vez!! ¡¡Ya no puedo seguir resistiendo...!!». Tose
        fuertemente. «¡¡No pierdas esta oportunidad, o de lo contrario todos
        moriremos!!».
    
    
      Al escuchar eso, Gharel baja la mirada y empuña con fuerza la espada
        mientras en voz baja dice: «Maldición, tú siempre me estás pidiendo que
        haga cosas que son imposibles. Pero ya lo sé... Ya sé lo que tengo que
        hacer». Por sus mejillas comienzan a recorrer unas cuantas lágrimas.
        «Gracias por todo, abuelito».
    
    
      En ese instante, Gharel levanta la mirada y mira fijamente al monstruo.
        Luego mueve la espada hacia su derecha e inmediatamente avanza a toda
        velocidad.
    
    
      Al ver a Gharel acercarse, Jedrek piensa: «Bien, continúa sin mirar
        hacia atrás». Recuerda a Gharel sonriendo cuando era un infante. «Sin
        importar lo que pase, no puedo permitir que mueras en un lugar como
        este, Gharel».
    
    
      Repentinamente, el monstruo logra romper una de las cadenas de fuego
        que estaba sujetando su brazo derecho, y luego exclama: «¡¡No voy a
        permitir que una basura insignificante me mate!! ¡¡Acércate un poco
        más, mocoso, y conocerás el verdadero infierno!!».
    
    
      Rápidamente, Jedrek intenta agarrar al monstruo con más fuerza, pero ya
        está muy debilitado y apenas consigue retenerlo un poco.
    
    
      —¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhh!!!!! —exclama el monstruo.
    
    
      De repente, comienzan a surgir varios huesos puntiagudos del brazo derecho y del pecho del monstruo, quien
        luego los expulsa hacia Gharel.
    
    
      Ante tal ataque, Gharel se mueve de derecha a izquierda, logrando
        esquivar los huesos puntiagudos. Acto seguido, el monstruo lanza
        nuevamente la misma técnica, pero Gharel levanta un muro de tierra para
        protegerse. Segundo después, Gharel salta encima del muro y luego da un
        gran salto mientras levanta la espada, que blande con ambas manos.
    
    
      —¡¡No seas presumido, maldito mocoso!! —exclama el monstruo a medida
        que surge un gran hueso puntiagudo de su pecho.
    
    
      En un movimiento rápido, el monstruo expulsa el hueso, creyendo que
        sería más difícil para Gharel esquivarlo estando en el aire; sin
        embargo, Gharel lo esquiva con facilidad.
    
    
      —¡No puede ser...! —dice el monstruo.
    
    
      En ese instante, Gharel clava la espada en la parte media del pecho del
        monstruo, impactando en su corazón y, al mismo tiempo, hiriendo a
        Jedrek.
    
    
      Ante tal ataque, el monstruo y Jedrek escupen bastante sangre.
    
    
      Es en ese momento cuando las miradas de Jedrek y Gharel se cruzan. Luego
        Jedrek sonríe y asiente con la cabeza.
    
    
      Entonces, Gharel, que está encima del monstruo, baja la mirada mientras
        deja fluir su energía hacia la espada, que comienza a asimilar el
        elemento tierra. De esta forma, trozos de roca comienzan a rodear a la hoja de la espada, hasta cubrirla por completo. Luego Gharel dice: «Hatun Rumi, destrúyelo
        todo».
    
    
      De un momento a otro, dentro del pecho del monstruo comienzan a salir
        enormes trozos de rocas puntiagudas, destruyendo todo su corazón y, a la
        misma vez, generando una lluvia de sangre.
    
    
      Después de aquel ataque, la técnica de Jedrek desaparece por completo.
        Y a medida que el monstruo cae adelante, Jedrek cae hacia atrás mientras
        escupe bastante sangre debido al enorme agujero que tiene en todo el
        pecho.
    
    
      Mientras tanto, Gharel, que segundos antes retrocedió para no verse
        afectado por su ataque, mira hacia abajo sin decir nada.
    
    
      Al parecer todo ha terminado...
    
    
      Sin embargo, y de forma repentina, el monstruo se levanta y da un gran
        grito, causando un gran estruendo.
    
    
      —¿... Qué...? ¿Cómo es posible...? —dice Jedrek sorprendido mientras
        apenas levanta la mirada.
    
    
      Al mismo tiempo, el monstruo ataca a Gharel, dirigiendo ambas garras
        hacia su cabeza mientras exclama: «¡¡¡Pagarás por tu insolencia,
        estúpido mocoso!!!».
    
    
      Con una feroz mirada, Gharel mira fijamente al monstruo y luego agita
        rápidamente la espada hacia delante con su mano derecha, y exclama:
        «¡¡Desaparece!!».
    
    
      En ese instante, la espada se rodea de fuego y genera una gran
        llamarada que termina incinerando por completo al monstruo.
    
    
      Sorprendido ante el repentino poder que Gharel ha mostrado, Jedrek
        piensa: «Gharel, tú... ¿Desde cuándo eres capaz de usar el elemento
        fuego...?».
    
    
      Finalmente el monstruo ha sido derrotado.
    
    
      Segundos después, Jedrek comienza a escupir bastante sangre. Luego
        piensa: «Ah... finalmente ha llegado mi hora... Pronto nos reuniremos de
        nuevo, Yuriana...».
    
    
      —¡¡Abuelitoo!! —exclama Gharel mientras se acerca y llora—. ¡Resiste
        abuelito, ahora mismo te llevaré al hospital! —Intenta cargarlo.
    
    
      —Está bien, Gharel... —Tose—. Ya no me queda mucho tiempo..., así que
        escucha atentamente lo que te diré...
    
    
      Con desespero, Gharel sigue llorando.
    
    
      En ese instante, Jedrek dirige su mano derecha hacia el rostro de
        Gharel para limpiarle las lágrimas. Luego le dice: «Perdóname por
        haberte puesto en una situación tan complicada...». Sonríe ligeramente.
        «Pero al menos pude protegerte. En verdad... me recuerdas mucho a tu
        madre...».
    
    
      —... Abuelito... —dice con voz temblorosa mientras llora y agarra con
        fuerza la mano derecha de Jedrek.
    
    
      —Gharel, ahora deberás ir a la ciudad de Mittel.
    
    
      —¿Mittel...? Pero yo no conozco a nadie de esa ciudad,
        abuelito...
    
    
      —Lo sé, pero si quieres saber lo que realmente está ocurriendo en este
        mundo, deberás ir allí.
    
    —¿Eh...?
    
      —Gharel, esto ya no es solo una guerra de humanos, hace mucho tiempo
        que dejó de serlo...
    
    
      —Lo sé..., ahora puedo comprenderlo un poco mejor después de ver a ese
        monstruo.
    
    —Así es...
    
      —Pero abuelito. ¿Qué son esas criaturas...?
    
    
      —Me temo que tendrás que averiguarlo por tu propia cuenta, Gharel.
        —Tose—.
    
    
      —Abuelito... —Apenas puede ver bien, ya que las lágrimas inundan sus
        ojos.
    
    
      —Está bien... Escucha lo último que te diré. ¿Recuerdas el documento
        que me entregaste ayer?
    
    
      —Sí... sí lo recuerdo... ¿Qué pasa con ese documento...?
    
    
      —Bien, deberás llevar ese documento a Mittel y
        entregárselo a Khari. —Tose y respira con dificultad.
    
    
      —Abuelito, no... no te esfuerces más, por favor... Te lo pido...
        quédate más tiempo a mi lado, ¡por favor!
    
    
      —Gharel, tienes que buscar a Khari... Él... te ayudará con lo demás... —Tose fuertemente.
    
    
      —Abuelito, no... —Llora fuertemente mientras abraza a Jedrek—.
        ¡Perdóname por haberme comportado como un tonto...! Yo... ¡Yo solo
        quiero quedarme más tiempo a tu lado! ¡No me dejes, por favor!
    
    
      —Ni siquiera escuchaste lo que te dije... —dice con una ligera
        sonrisa.
    
    
      Gharel sigue llorando. Y al verlo en ese estado, Jedrek dice: «Gharel,
        no te preocupes, más bien, debo agradecerte por todo el tiempo que
        estuviste a mi lado. Realmente fueron los mejores años de mi vida». Mira
        con ternura a Gharel. «Gracias por todo. Tú siempre serás mi amado
        nieto».
    
    
      —Abuelito... —dice con voz temblorosa.
    
    
      —Gharel, si quieres proteger a tus seres queridos, deberás volverte más fuerte. Este mundo... es realmente cruel.
    
    Una vez más, Jedrek dirige su mano derecha hacia el rostro de Gharel y le limpia las lágrimas. Luego le dice: «Sin importar qué, debes seguir avanzando. Nunca mires atrás y continúa firme con tus ideales. Todos pasamos por muchas adversidades en la vida, y superarlas con la mirada al frente es lo que nos hace crecer como personas. Estoy seguro de que saldrás adelante». Lo mira con ternura. «Estoy muy orgulloso de ti. Eres una persona con un corazón muy amable».
    
      Lentamente, Jedrek va dejando caer su mano derecha a medida que sonríe
        y dice: «Te amo, Gharel. Muchas gracias por todo...».
    
    
      —¿Abuelito...? —dice con desconcierto mientras mueve la mano derecha de
        Jedrek—. No... abuelito... ¡¡¡¡Nooooo!!!! —Lo abraza fuertemente
        mientras llora—. ¡¡¡Abuelitoooo!!!
    
    
      A medida que pasan los segundos, Gharel llora y
        grita desconsoladamente mientras el dolor en su corazón va aumentando más y más al saber que su abuelito ha muerto.
    
    
      Definitivamente, para Gharel esta es la noche más oscura de su vida, ya
        que es la primera vez que siente un dolor tan grande.
    
    
      A partir de este momento, se comienza a escribir un nuevo capítulo en
        la historia de la humanidad...
    
    
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Gharel la leyenda de un guerrero
Me sacaste una lagrimita :(
ResponderBorrarGracias por actualizar la novela, estaba esperando con ansias esta última parte del capítulo 1. Eres el mejor Kevin. Sigue adelante.
Saludos.
Increíble. Me ha gustado este primer capítulo. Esperaré con ansias el segundo.
ResponderBorrarSaludos.